El ingenio en Upon Entry

"Upon Entry" (La llegada) es una de las últimas películas que ha incluído Filmin en su catálogo. Una apuesta que a primera instancia parece sencilla pero que tras la visualización de los primeros diez minutos de metraje, sabemos que estamos delante de un thriller que marcará un antes y un después tras su completa visualización.

Los directores venezolanos Juan Sebastián Vasquez y Alejandro Rojas crean esta obra de la mano de los actores Bruna Cusí y Alberto Amman. Estos dos protagonistas se embarcan en un viaje hacia Estados Unidos. Tras llegar al aeropuerto del país de destino son enviados al control de inmigración donde pasan a ser cuestionados hasta por ellos mismos. 

En apenas una hora y cuarto de metraje, los directores mantienen al espectador en una tensión constante, no solo por la buena elección del reparto si no también por el gran talento de realizar una obra lacónica repleta de grandes detalles.

De esta forma, "Upon entry" no cuenta con una gran variedad de localizaciones, lo cual podría darnos a entender que ha sido realizada con poca financiación. Si así fuese, personalmente, lo que para muchos podría suponer un gran problema, para ellos ha sido una buena oportunidad, demostrando así lo mucho que se puede hacer con muy poco, teniendo el viento a su favor.

La inteligencia es el triunfo de esta película, la cual se encuentra en las obras de ese aeropuerto de Nueva York. A primera instancia, pasan desapercibidas pero cuanto más avanza la historia más cuenta nos damos de que si esas obras están ahí es porque están pensadas, demostrando así el ingenio de sus creadores. Es cierto que ya de por sí nos encontramos delante de una situación que nos deja sin aliento, pero aún más gracias a los ruidos molestos de los taladros o a las luces que provocan un apagón en medio del interrogatorio. Es obvio que estos recursos incentivan la angustia y la tensión del momento, además de la incomodidad. 

Los pequeños detalles en el guion también hacen mella y salen a la luz en forma de crítica hacia la situación que se está viviendo en Venezuela y el cómo lo viven sus ciudadanos, cómo son prejuzgados en todo momento, no solo por las fuerzas autoritarias, si no también por la familia de sus seres queridos. 

Alejandro Rojas y Juan Sebastián Vasquez nos dejan claro que además de contar con un guion bien trabajado, con información que vamos averiguando poco a poco, incluso alguna vez al mismo momento que los actores, son capaces de llevar a cabo una historia donde gran parte del peso de su triunfo recae en la realización y en el ingenio de su equipo. Algo poco común en los tiempos de corren pero que provoca un aumento en el disfrute del filme.