El Espíritu de la Colmena
Víctor Erice es uno de los directores pertenecientes a esa ola posterior al posguerra española, donde sus películas reflejan sin apenas conversaciones, ideas, pensamientos, que manejados a través de una lingüística poética, convierten sus filmes en obras complejas que esconden detrás de cada acción una reflexión muy profunda sobre la época vivida y los terrores sufridos.
El Espíritu de la Colmena es una película producida por el productor descubridor de muchos cineastas, pertenecientes a esa ola, Elías Querejeta. Puede que, el productor, se viera reflejado en Isabel o en Ana, las niñas protagonistas para decidir producir dicho filme, ya que, Querejeta tenía la misma edad que ellas, en cuanto al marco histórico del filme.
En la obra de Erice, observamos como, haciendo referencia al cine de toda la vida. En un pueblo. La gente se reúne para ver la película "El Doctor Frankenstein". Ana e Isabel, dos niñas de apenas unos siete años, quedan impactadas al conocer, tras una historia, la muerte. Tras este hecho, que marca un antes y un después en sus vidas, las dos pequeñas empiezan a "jugar" con la muerte, cada una de una manera. Ana más onírica e Isabel más palpable. Isabel se hace la muerta, mientras que Ana prefiere encararse a la muerte poniéndose en unas vías de tren. De esta forma, Ana será la que tenga ese segundo enfrentamiento con la muerte, tras descubrir a un hombre que vive en una casa, prácticamente en ruinas. Ahí descubriremos la inocencia infantil, que no entiende de bandos y solo pretende ayudar, sin ni siquiera hacer preguntas.
Esta historia enjaula a sus personajes en una colmena, como su título indica. Vidrieras hexagonales, colores miel, donde las únicas que rompen el orden son las pequeñas. Sus padres ya no cruzan palabra, parecen no tener emociones, fríos. Todo lo contrario a ellas, que aún conservan todo lo puro que pronto desaparecerá, tras una mirada de un padre, con miedo a no saber, posiblemente, como solventar esa situación final, considerando que hay cosas de las que no se debe hablar.
Este filme, por lo tanto, define perfectamente el interior de Ana, reflejando todo de forma poética, onírica, teniendo siempre presente que algo está sucendiendo en todo momento, aunque no se hable de ello. Podemos percatarnos de ello mediante el uso de la música, perfectamente elegido para la obra, la madre de las niñas interpreta a piano un poema de Federico G. Lorca, mientras la pequeña observa fotografías en un álbum, entre las cuales se encuentra "escondida" una del Dictador Español.

Comentarios
Publicar un comentario